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Sopor en La Rosaleda en un encuentro soso y aburrido. Se nota que el Málaga no está acostumbrado a jugar a primera hora de la tarde. El sopor, la sensación de dejadez y de siesta hicieron mella en sus jugadores, que salieron dormidos cuando aún no han certificado la permanencia -casi la tienen asegurada- y cuando aún se mira, de lejos, a Europa. Su rival, el Espanyol, tampoco empezó como para tirar cohetes. Mucho respeto, muy bien plantado en el campo y enmendándose a una genialidad de Asensio a la contra. El plan le salió perfecto a Galca porque en su primera llegada, un lanzamiento de esquina, Diop se elevó sobre todos y remató de cabeza al fondo de la portería de Ochoa. Sin hacer nada, un go, arriba y ventaja. Lo soñado. El Málaga prácticamente ni acusó el gol en contra. Continuó vagando por el campo, con un juego muy horizontal, sin profundidad. Con Racio y Camacho bien cerrados y con Juanpi y Chory Castro marcados de forma individual, el fútbol de los blanquiazules se limitaba a pelotazos largos hacia Cop y Charles buscando una casualidad que le reportara premio. Precisamente los dos delanteros lograron rematar sendos centros laterales, pero sin crear peligro para un Pau que vivió tranquilo la primera mitad. Al borde del descanso, Juanpi fue derribado dentro del área por Víctor Sanchez y Martínez Munuera pitó penalti sin pensárselo, aunque quedan muchas dudas. Cop batió de forma magistral a Pau con un lanzamiento por la escuadra y obtuvo el empate.
El paso por los vestuarios despertó ligeramente a los veintidós contendientes, que regresaron con un poquito más de ímpetu. No obstante, las fuerzas se fueron evaporando como el champán según transcurrían los minutos. El reinicio había sido un simple espejismo. Volvieron los bostezos, las perdidas de balón,los fallos en las entregas…en fin, todo un catálogo de cómo no se debe jugar al fútbol. A pesar de todo, como en botica, se produjeron algunas ocasiones de gol, más bien por deméritos del contrario que por ciertos propios. Charles, Castro, Recio y Atsu lo intentaron desde el borde del área aunque siempre se estrellaban con Pau, bien colocado. Por el potro bando, los periquitos permitieron a Ochoa una tarde más que tranquila. Prácticamente sólo tocó el balón el cancerbero mexicano cuando un compañero se lo cedía o cuando tenía que sacar de puerta. Gerard logró rematar un centro de Abraham que se escapó a varios metros del poste del meta y poco después Hernán Pérez envió un disparo alto. Esas dos opciones fueron las únicas del Espanyol a lo largo de la tarde, junto al gol de Diop. Muy poca capacidad ofensiva pero buena defensa. Al final, más fragor y lucha camino de los vestuarios que a lo largo de los noventa minutos. Un punto más, una jornada menos. Partido para olvidar cuanto antes.
1 – Málaga: Ochoa; Rosales, Albentosa, Weligton, Torres (Rica, min. 46); Juanpi (Atsu, min. 67), Camacho, Recio, Chory Castro; Cop (Fornals, min. 81) y Charles.
1 – Espanyol: Pau; Javi López, Álvaro, Roco, Oscar Duarte, Rubén Duarte; Asenso (Hernán Pérez, min. 67), Abraham (Mamadou, min. 88), Diop, Víctor Sanchez; Gerard Moreno (Caicedo, min. 57).
Goles: 0-1, min. 11: Diop. 1-1, min. 44: Cop, de penalti.
Árbitro: Martínez Munuera, C. Valenciano. Mostró tarjetas amarillas a Charles y Camacho del Málaga y a Rubén Duarte, Javi López, Óscar Duarte y Hernán Pérez del Espanyol.
Incidencias: Lleno en La Rosaleda, 30.000 espectadores.
Source: Deportes