Y si hay penaltis…

Pocas veces tiemblan Messi o Neymar o Luis Suárez en un campo de fútbol. Están haciendo una temporada espectacular, menos cuando hay que situar el balón en los once metros y tirar el penalti. Han fallado siete. Es justo ahí, en ese instante, cuando más relajado se siente Keylor Navas. Confía en su preparación, en su suerte y que hay un dios que le mira con buenos ojos. Este año le han tirado cuatro y ha parado tres. En un clásico en el que apenas hay nada en juego, un penalti podría poner todo el morbo que le falta: «Siempre trato de hacer lo mismo contra todos los rivales. Hay rivales que tienen menos lanzadores que el resto. Es difícil porque ellos tienen grandes jugadores y van cambiando de lanzador», explicaba ayer Keylor Navas. Cuenta con la ayuda de Llopis, preparador de porteros, que antes de los partidos, le hace una selección de vídeos para que estudie al rival y cómo tira los penaltis. Y este año, el Barcelona tiene mucho para ser estudiado: tal como va la temporada, si mañana se pita un penalti en contra del Real Madrid, las apuestas van a estar a favor del portero blanco.

En el guardameta de Costa Rica confía todo el madridismo. Aunque Casemiro es la clave para equilibrar al equipo, lo que de verdad le mantiene, lo que le ha salvado de naufragar es su portero. Keylor Navas tuvo un comienzo de Liga espectacular y ahora ha vuelto a ese nivel, justo cuando más lo necesita el Real Madrid. «Estoy en un buen momento, contento y disfrutando de ser titular. Es un partido lindo el del Barcelona, que hay que tomar con responsabilidad. He trabajado bastante y me siento tranquilo y con mucha confianza», decía ayer el portero blanco. Vive con la sombra de De Gea, pero cada parada es una reivindicación. Sabe que no hay mejor sitio para dar un golpe en la mesa que el Camp Nou y después los cuartos de la «Champions». «Lo afronto con mucha tranquilidad. Es un partido muy bonito y a cualquier futbolista del mundo le gustaría estar ahí. Tengo la oportunidad y el privilegio y hay que afrontarlo como merece, con responsabilidad y ganas de darlo todo para poder ganar».

Navas se ha ganado al vestuario por su sencillez. Confiado en sí mismo y muy creyente, aguantó su primera temporada en el banquillo, estuvo a punto de salir en el último día del mercado y ahora se ha convertido en una pieza imprescindible. Podría sacar pecho por todo lo que ha vivido o por lo que está haciendo. «Desde el principio, con lo único que soñaba era con tener la oportunidad de jugar. Uno nunca deja de creer en uno mismo», dice.

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