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Rafa Nadal ya está en España tras haber tenido que abandonar en el Masters 1.000 de Miami por un golpe de calor. Un día después, su cara todavía reflejaba cierta desazón. No así su actitud, sin negar una foto o un autógrafo a todos los niños o aficionados que se arremolinaban. Recibió un aplauso al entrar al avión antes de emprender un viaje con muchas turbulencias, demasiadas para su alterado cuerpo, que le traicionó en su estreno en el torneo californiano, machacado por los 30 grados de calor y por el 70 por ciento de humedad. «El clima era extremo. La humedad se lleva peor, lo que se suda aquí y la cantidad de agua que se pierde hacen que este clima sea más complicado que el seco», explicó Roberto Bautista, que sí superó su partido, ante el británico Bedene, que se retiró, en su caso por lesión, cuando caía por 7-5 y 2-2. Son varios los tenistas que han visto alterado su rendimiento en el torneo californiano por culpa de las altas temperaturas. El propio Dzumhur, verdugo de Nadal, pidió la presencia del médico en el primer set, aunque logró recuperarse. «Un golpe de calor significa que el sistema termorregulador del cuerpo no funcionó. La temperatura aumenta, pero el cuerpo no es capaz de refrigerar. Es como cuando se calienta el motor de un coche», explica el doctor González en conversación con este periódico. «Los primeros síntomas suelen ser mareos, dolor de cabeza, alteración de la visión, náusesas…», continúa. Todo eso fue sintiendo Rafa a partir del final del primer set. «Temí por mi salud. Tuve miedo de marearme y perder el sentido en la pista», explicó el tenista; y por eso decidió retirarse antes de que fuera a más. «Las causas pueden ser múltiples: una mala digestión, un viaje antes de tiempo… », prosigue el doctor González. «Mi cuerpo no iba, no iba», seguía repitiendo ayer el zurdo de Manacor a los aficionados que le preguntaban en el aeropuerto de Barajas, donde aterrizó sobre el mediodía. «Los síntomas de un golpe de calor suelen desaparecer totalmente a las 24 horas de haberse producido», concluye González. A media tarde de ayer, Nadal todavía no se había hecho pruebas para conocer exactamente lo que le había sucedido.
El problema es que el ex número uno no encadena una racha buena de torneos. En el Abierto de Australia tuvo la mala suerte de tener que medirse a Verdasco en primera ronda, y perdió cuando llegaba con buenas sensaciones. Su gira de tierra por Suramérica tampoco fue brillante, aunque en Indian Wells, ante Nishikori o en el primer set en las semifinales ante Djokovic, se vio al mejor Rafa desde 2014. Miami tenía que servir para reforzar eso, pero el golpe de calor fue otro paso atrás. Era la séptima vez que no acababa un partido en su carrera. Desde hacía seis años (Australia, 2010) no se veía obligado a dar la mano al rival antes de tiempo. Y en medio de todo, el problema de tener que salir a responder, y denunciar en los tribunales, las acusaciones de dopaje sin pruebas de la ex ministra francesa Roselyne Bachelot. Ahora, Rafa podrá descansar y dedicarse a entrenar y a preparar la temporada europea de tierra. El próximo torneo que disputará será Montecarlo, que comienza el 10 de abril.
Source: Tenis