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Dice Primoz Roglic que cuando un ciclista está bien da igual el tipo de puertos a los que se enfrente. Y el esloveno aguantó con Pogacar en los rampones de Los Machucos y con Valverde en el Acebo, un puerto de un desnivel más suave pero más constante. Tan sobrado va el líder de la Vuelta que no le importó mandar por delante a uno de sus mejores hombres, Sepp Kuss. La idea era que lo esperara si necesitaba su ayuda, pero el Jumbo Visma le dio permiso para lanzarse a por la victoria.
Kuss corrió sin pensar en Roglic, lanzándose a por la etapa sin mirar atrás. Hizo una exhibición en la subida a El Acebo, no había nadie capaz de seguir su ritmo. La única preocupación del líder era Alejandro Valverde, el único que se atrevió a atacar en las rampas de El Acebo.
El ataque del campeón del mundo rompió el grupo de favoritos. Sólo Roglic siguió su ritmo y, aunque lo intentó, no pudo despegarlo de su rueda. Juntos hicieron el camino, alejando cada vez más a sus rivales hasta dejar la Vuelta convertida en una cosa de dos, con un líder sólido, y un veterano que ocupa la segunda plaza esperando un fallo del maillot rojo. 41 segundos perdieron Supermán López y Pogacar con los dos primeros clasificados. Algo más Nairo Quintana, que se derrumbó mucho antes.
Pero ninguno luchó por la victoria de etapa, que pertenecía a Kuss, un ciclista estadounidense que se exhibió el año pasado en el Tour de Utah y que entró chocando la mano con todos los aficionados que podía antes de levantar los brazos al cruzar la meta.
Source: Deportes