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La Policía Científica solicitó a la familia de Blanca Fernández Ochoa muestras de ADN con el fin de cotejarlas con las del cadáver hallado en la Sierra madrileña, según han informado a LA RAZÓN fuentes de la
investigación.
Asimismo, se está procediendo, por parte de los expertos forenses, la “regeneración de las crestas papilares” con fin de obtener huellas dactilares que acrediten que el cuerpo es el de la esquiadora. El tiempo que llevaba a la intemperie había deteriorado las yemas de los dedos, además de otras partes del cuerpo.
Estas dos operaciones resultan vitales para certificar que el cadáver encontrado es el Blanca, lo que se da prácticamente seguro, ya que no hay ninguna otra denuncia de personas desaparecidas en la zona. Sin
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embargo, hay que verificar la identidad al cien por cien, antes de extender los correspondientes certificados para la autoridad judicial.
Por lo que respecta a las pruebas toxicológicas, para saber si la esquiadora había tomado algún producto que, voluntaria o involuntariamente, le hubiera provocado la muerte, las citadas fuentes señalaron que tardarán todavía algunos días, ya que este tipo de análisis precisan de unos plazos que no se pueden acortar.
Al parecer, los primeros exámenes que se han realizado al cuerpo por parte de los forenses no han apreciado ningún golpe significativo, aunque este extremo no se confirmará hasta que se conozca la autopsia.
Además, la autoridad judicial ha decretado el secreto de las actuaciones.
Será también la Justicia la que decida si permite o no la incineración del cuerpo, aunque en casos como éste se suele optar por el enterramiento a la espera del resultado de las citadas pruebas y por si hay que realizar contra análisis.
Source: Deportes