87-84. Llull, otra vez al rescate

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La banda sonora del Palacio después de la visita del Panathinaikos volvió a ser la misma que en capítulos anteriores: «Llull, Llull, Llull, Llull, Llull…». La ovación cerrada en la despedida del base camino de vestuarios ya se ha convertido en una tradición. El día después de su 29 cumpleaños volvió a ser el alma del Real Madrid. Lo dicen los números (30 puntos y 4 asistencias en 31 minutos) y lo dice su presencia en la pista. Es un lujo para las cámaras. Nadie se expresa como él cuando está en cancha y nadie ofrece tanto al equipo en el juego y en lo anímico. Cuando peor estaban las cosas, cuando el equipo atravesaba una crisis de identidad y el Panathinaikos amenazaba con tomar el Palacio, Llull regresó desde el banquillo. Su descanso en toda la segunda parte fueron poco más de tres minutos. Suficiente para respirar y adornar con dos canastas más los 25 puntos que ya había anotado antes. Una acción con tiro adicional y una de esas «mandarinas» que tanto le encantan sirvieron para que los griegos tuvieran que sacar la bandera blanca.

El Panathinaikos y Xavi Pascual están en pleno proceso de adaptación. Los griegos ya no son aquel equipo de Zeljko Obradovic que partía en la «pole» de cada Euroliga. Los ajustes le han dejado en una segunda línea, justo detrás de los favoritos. Eso sí cuenta con elementos y talento suficiente para poner en dificultades a cualquiera. Bourosis, sin ser el jugador deslumbrante de la pasada temporada en Vitoria, es su referencia. Alrededor aparece un grupo muy atlético y con una peligrosa batería de tiradores. Con esas armas, los griegos asumieron el control hasta casi llegar el descanso. El arranque fue un clínic de tiro. Acabado el segundo cuarto ofrecían un sobresaliente 9/14 desde la línea de tres, pero el Madrid ya se había sobrepuesto a otro inicio titubeante. No es el primero ni el segundo que protagonizan los de Laso en el torneo. Es como si les costara coger la temperatura al partido. Doncic y Reyes fueron a los que peor les funcionó el regulador. Tardó el Madrid en activarse y lo hizo con el habitual salvavidas, Llull. Fue el comienzo de una nueva exhibición. Su fe y su intensidad le permiten anotar canastas imposibles como un triple a tablero que fue el comienzo del despegue. Con tres exteriores amenazando –el base, Carroll y Rudy– y los mejores minutos de Thompkins en toda la temporada, el PAO se vio por detrás después de haber cuajado dos cuartos casi perfectos.

La dirección de Calathes y Pappas llevó a los griegos a responder a cada uno de los envites que siempre comandaba Llull. Su tercer cuarto, con 12 puntos, provocó una rotura que parecía definitiva por las escasas diferencias que se habían manejado durante todo el partido (75-68, min 31). Ahí llegó el atasco. El Madrid fue capaz de sobrevivir a la ausencia de su referente con sólo dos canastas en seis minutos. La reaparición de Llull y dos acciones de picardía en el último minuto, un robo de Rudy y un balón que Carroll envió al cuerpo de Feldeine para evitar la perdida, dejaron la victoria en Madrid. Y mañana, clásico en el Palau.

Source: Deportes

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