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El destino, con nombre de Dani Parejo y Paco Alcácer, exfutbolistas del Getafe, amargó la existencia al equipo madrileño, que empató 2-2 ante un Valencia que se llevó un punto del Coliseum Alfonso Pérez gracias a dos goles de los que fueron jugadores del conjunto azulón.
Cuando las cosas van mal, siempre se pueden torcer un poco más y convertirse en dolorosas. El Getafe, justo cuando ha encontrado el tono desde la llegada de Juan Eduardo Esnáider al banquillo, no pudo acabar con esa inercia negativa que arrastra desde todo el curso. Y, ante el Valencia, pese a jugar infinitamente mejor, perdió dos puntos por culpa de dos apariciones fugaces de Parejo y Alcácer.
Esnáider avisó antes del partido: el Valencia, pese a su irregular temporada, es uno de los mejores equipos de la Liga. Por lo menos, por los jugadores que tiene en su plantilla, que, para el técnico hispanoargentino, son de los mejores del campeonato. Y eso, Pako Ayestaran, ha sabido explotarlo. Simplemente los coloca con orden y criterio. Sólo con eso, ha creado un grupo competitivo.
En el Coliseum Alfonso Pérez actuó así. Sin alardes. Encerró al Valencia con Paco Alcácer aislado arriba con la intención de no dejar ni un solo hueco. Se lo puso difícil al Getafe, que con seis bajas, muchas de ellas en defensa, se atascó durante muchos minutos de la primera parte.
Casi hasta el 30, ambos equipos se anularon. El fútbol se llenó de centrocampismo y apenas hubo acercamientos en las dos áreas. Salvo un fallo en una entrega de Damián Suárez que provocó un tímido disparo de Alcácer y un cabezazo de Álvaro Medrán que se marchó fuera, no hubo nada más.
Apenas se pudo disfrutar de la lucha de hombres entregados para el Getafe, que corrieron sin descanso durante todo el partido y más en esos minutos iniciales que acabó desnivelando Pedro León para el conjunto madrileño.
El jugador murciano, capaz de lo mejor y de lo peor en cada partido, sacó a relucir su clase y en los últimos 15 minutos del primer acto enseñó algunos detalles de su repertorio para arrinconar al Valencia en su portería. Primero, con un disparo desde fuera del área tremendo que golpeó en el larguero de la portería del meta brasileño Diego Alves y, después, con un pase a Álvaro Vázquez que no aprovechó el delantero barcelonés.
De repente, con la asistencia de Pedro León, Álvaro se encontró delante del guardameta del Valencia. Además, con tiempo para pensar hacia dónde disparar. Y lo hizo mal. En un primer intento, mandó la pelota al cuerpo de Alves. En el segundo, tras recoger el rechace, desperdició la mejor ocasión del Getafe enviando el balón al lateral de la red de la portería valencianista.
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Ahí se acabó una primera parte en la que el Getafe fue superior. Se estaba jugando la permanencia y se notó. Enfrente estaba el Valencia, que aún soñaba con una lejana Liga Europa que tenía a seis puntos antes del inicio de la jornada. Por eso, en el arranque, tal vez el Getafe hizo más por ganar.
Pero tres minutos después de la reanudación, el Valencia, después de un primer periodo muy flojo, marcó de falta por medio de Dani Parejo. Paradojas del destino, el equipo que formó y lanzó a Parejo, se convirtió en su víctima en el momento más inesperado. El centrocampista, que antaño brilló en el Getafe, no tuvo piedad.
La cuesta se empinaba para los hombres de Esnáider, que, sin embargo, no perdieron la cara al partido. No se salieron de la línea marcada ni un milímetro y sin dar un respiro al Valencia comenzaron a sumar ocasiones clarísimas.
Primero, Moi Gómez, que chocó con Diego Alves en un mano a mano. Después, Pedro León, que no aprovechó un pase magnífico de Pablo Sarabia cuando estaba debajo de la portería y con Alves prácticamente vendido.
Al final, apareció Álvaro Medrán para marcar su primer gol del curso después de rematar a la red un rechace dentro del área del Valencia. Quedaba media hora, todo un mundo.
Esa avalancha de ocasiones y de emociones dio paso a unos minutos de tranquilidad rotos por Stefan Scepovic, que, después de sustituir a Álvaro Vázquez, hizo el segundo guiño al destino dirigido hacia Gijón. El delantero serbio robó una pelota al tunecino Aymen Abdennour y encaró a Alves para marcar el segundo del Getafe.
Su gol dio vida al equipo azulón, y, ya de paso, complicó la situación a su exequipo, el Sporting, en el que firmó en Segunda División su mejor temporada anotadora. Pero en situaciones así no hay amigos y menos a cientos de kilómetros de distancia. Scepovic cumplió con su trabajo y dio vida al Getafe, que sufrió hasta el final la incertidumbre del marcador.
Pero la tarde iba de guiños al destino y apareció Alcácer, otro exjugador del Getafe, para amargar el buen partido del conjunto azulón. En otra ocasión aislada del Valencia, casi al final, marcó el empate y todo se acabó. El Getafe pasó del cielo al infierno en un instante. La permanencia se complica para el club madrileño.
Source: Deportes